Volar con el violín: mi experiencia entre turbulencias y aerolíneas

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Siempre que subo a un avión con mi violín, siento un nudo en el estómago. No se trata de miedo a volar, sino de la incertidumbre de si me pondrán problemas para llevarlo conmigo en la cabina. Para muchos pasajeros, una maleta es solo una maleta, pero para un músico su instrumento es parte de sí mismo.

En mi caso, ese violín es mi compañero de vida, y la idea de que termine en la bodega del avión me produce auténtico pánico. Los golpes, los cambios de temperatura y el riesgo de pérdida lo convierten en una apuesta demasiado arriesgada. Y sé que no soy la única: cualquier músico que haya tenido que viajar con su instrumento entenderá perfectamente esta sensación.

¿Qué pasa cuando vas a volar con el violín?

La tensión comienza incluso antes de embarcar. El simple hecho de acercarse a la puerta provoca preguntas inevitables:
¿Me dejarán subir con mi violín al avión?
¿Tendré que discutir con la tripulación otra vez?
¿Acabará el instrumento en la bodega contra mi voluntad?

Lo cierto es que, aunque mi funda de violín está diseñada específicamente para cabina —se divide en dos compartimentos y ocupa apenas un centímetro más que el instrumento—, cada vuelo es una especie de ruleta rusa. Algunas veces todo fluye, otras veces toca negociar con azafatas o personal de embarque que no siempre conocen las medidas exactas y, ante la duda, prefieren complicar las cosas.

Diferencias según el tipo de instrumento

El problema no es exclusivo de los violinistas, aunque sí se vuelve especialmente complejo con los instrumentos de tamaño medio.

  • Instrumentos pequeños como la flauta travesera, el oboe o el clarinete suelen caber dentro de una mochila o maleta de mano, lo que facilita el embarque.
  • Instrumentos grandes como el violonchelo o la guitarra requieren, en la mayoría de aerolíneas, la compra de un asiento extra (EXTRASEAT) para viajar con seguridad en cabina.
  • Instrumentos intermedios como el violín o el saxofón alto quedan en un limbo: no son lo bastante grandes como para comprarles un asiento, pero tampoco tan pequeños como para pasar inadvertidos en el equipaje de mano. Y ahí empieza la verdadera odisea.

Diferente norma según el país

En varios países europeos existe una normativa que protege a los músicos y les reconoce el derecho a llevar instrumentos como equipaje de mano, siempre que cumplan unas medidas razonables. Sin embargo, en España la situación es distinta.

Cada aerolínea tiene sus propias reglas, lo que genera confusión y frustración. Y lo peor: la última palabra no la tienen esas normas escritas, sino la persona que te atiende en el mostrador o en la puerta de embarque. A veces, incluso con una maleta ya pagada, me obligan a abonar un extra solo por llevar el violín.

Todo depende de la simpatía, la comprensión o la disposición de esa persona en ese momento. No hay una garantía real, y eso convierte cada viaje en una negociación improvisada.

Anécdotas de embarque: cuando negociar se convierte en rutina

He perdido la cuenta de las veces que he tenido que explicar que mi funda de violín cabe perfectamente debajo del asiento o en el compartimento superior. Aun así, más de una vez me han hecho pagar de más o me han puesto trabas innecesarias.

Lo curioso es que, cuando finalmente consigo pasar con él, siempre cabe sin problemas. Y entonces me pregunto: ¿por qué lo complican tanto? ¿Por qué algunas compañías como Ryanair o Vueling siguen poniendo obstáculos, mientras que en otros países europeos el proceso resulta mucho más sencillo?

Consejos para músicos al volar con el violín

Después de tantas experiencias, he aprendido algunos trucos que pueden servir a otros músicos:

Elige una funda de cabina adecuada

Invertir en una funda de violín diseñada para viajar es fundamental. Cuanto más ajustada sea al tamaño del instrumento, más fácil será convencer al personal de que realmente cabe en cabina.

Lleva documentación

Algunas aerolíneas publican en su web sus condiciones para instrumentos musicales. Imprimir esa normativa puede ayudarte en caso de tener que discutir en la puerta de embarque.

Negocia con calma

Aunque no siempre sea fácil, mantener la calma y explicar con educación suele abrir más puertas que discutir desde el inicio.

Considera alternativas

Si viajas con instrumentos más grandes, como guitarras o violonchelos, consulta la opción del EXTRASEAT con antelación.

Viajar con un violín no es sencillo, pero es un reto que forma parte de mi vida como cantante y violinista. Seguiré abrazando mi instrumento en cada vuelo, discutiendo cuando haga falta y esperando que algún día la normativa cambie para hacernos la vida un poco más fácil a los músicos.

Porque, al final, lo que importa es que, una vez llego a mi destino y vuelvo a tocar, todas esas tensiones se disipan con la primera nota. Y aunque el viaje esté lleno de turbulencias, la música siempre consigue ponerme en paz.